La voz aguda me habla del invierno
insiste punzante mientras cruzo la avenida
le hago gestos con la cabeza.
Llego a casa a correr las cortinas
pienso que una discusión triste cada tanto
es como mirar un atardecer desde atrás de una ventana.
El frío ataca por sorpresa igual que el aburrimiento
y para ambos
tus abrazos son la mejor compañía.
Tan simple y hermoso 🙂
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