Una ciudad
maniquíes moribundos
y artistas somnolientos
que miran con tristeza el río.
Recorro las calles rotas
vestido de extranjería
mientras construyo el deseo.
Diario de mis tramas narrativas
Una ciudad
maniquíes moribundos
y artistas somnolientos
que miran con tristeza el río.
Recorro las calles rotas
vestido de extranjería
mientras construyo el deseo.
Esperarte desnudo
verte morir en cada parpadeo
claroscuros del encierro.
Tus pedazos
todas tus pieles
tus lágrimas.
Tardecita de domingo sin lápices
la noche se posa triunfante sobre los secretos
entre la garganta
y los nudos en la boca del estómago.
Ojos de niño triste
¿Qué buscan en el cielo?
Dar vueltas por la casa con aliento a madrugada
barajar los arcanos y hacerle las mismas preguntas
obtener respuestas con sabor a poco
darle de comer al gato.
Una bolita de pelos de debajo de la cama
baila un tango con el aire del ventilador
se contornea torpemente hasta desarmarse contra la mesa de luz.
Las botas se desatan sus cordones
como dos amantes que se desnudan
se transforman en lenguas vivas
gruesas como mano de hombre.
Sobre la cama semidesnudo
describo aquello que no puedo nombrar
los muebles participan de la ceremonia
cubiertos de polvo.