Memorizo los movimientos de tu boca
se enrieda mi mirada entre las burbujas de la lluvia
y mientras camino con una bufanda bordó de líneas negras
recuerdo cuando me ofrecías fuego en la sobremesa.
Tropiezo con un charco de agua
me quedo un rato quieto en la avenida
para apreciar la sensación
del viento frío en el pelo
que me remonta suavemente a ese pozo profundo.
Tirarme con todo el peso al vacío
erótica entrega de una lengua rajada
de tanto lamer la piel que recubre el goce.
Las cosas que hacías para complacerme
tu atención a mi forma de hablar
mi piel de gallina
la voz susurrante en mi oreja.