Las calesitas permanecen cerradas en las plazas
mientras errantes aparecidos deambulan
en noches abúlicas y melancólicas
y se hace necesario respirar
caminar sin rumbo
porque las palabras han muerto
y la garganta enmudece a gritos
gritos espasmódicos
que añoran ser descorazonados
álgidos y atolondrados
Deseo escupir a mis lectores
y vomitarles mi tormento
desahogo insípido
para sucumbir ante la paz
de quien escribe anónimas frases
preñadas de sentidos esquivos
¿A quien le importa mi desasosiego?
si con desvelo repito insaciablemente
los rituales del extrañarte
cuando estás
y no estás conmigo
en cuclillas contra la pared de mi baño
transcurriendo escenas oscilantes
entre euforia y pesadumbre
en un film detenido en el tiempo
como blancos y negros que se alternan
amordazados.